Entre mis cámaras favoritas para salir a caminar y disparar sin prisa, hay una que siempre vuelve a mi mochila: la Yashica Electro 35. Esta belleza japonesa vio la luz en 1964, y aunque ya han pasado décadas desde entonces, sigue conservando esa elegancia atemporal que la hace destacar.
La compré allá por el 2008, cuando los tesoros aún se encontraban en MercadoLibre sin mucha competencia. Me costó S/100 soles, algo así como 27 dólares. Sí, una ganga incluso para esa época. Lo mejor de todo: está prácticamente nueva, bien conservada, sin rayones, sin golpes, lista para disparar.
Una rangefinder con carácter
La Electro 35 es una rangefinder, es decir, una cámara de telémetro. Esto significa que lo que ves por el visor no es exactamente lo que entra por el lente, a diferencia de las SLR. A veces eso juega en contra —no sabrás si algo bloquea el lente—, pero también le da un toque distinto al proceso, casi como si estuvieras confiando en tu intuición más que en la tecnología.
El lente: nitidez y personalidad
Mucho del encanto de esta cámara viene por su lente Yashinon 44mm f/1.7. Nítido, brillante, y con una capacidad de desenfoque que no tiene nada que envidiarle a lentes modernos. Gracias a su generosa apertura, las fotos ganan una profundidad de campo deliciosa y un carácter muy cinematográfico. No exagero si digo que la mitad del éxito de esta cámara está en ese cristal.
Controles sencillos, intuitivos
Parte de su encanto está en lo simple que es. Tiene lo justo y necesario:
- Anillo de enfoque: suave y preciso, perfecto para fotografía callejera.
- Control de apertura: ideal para jugar con el desenfoque del fondo y controlar la entrada de luz.
- Modo de disparo: B (bulb), Auto y Flash. El modo “Auto” ajusta la velocidad según la apertura elegida —un lujo en los años 60, aunque hoy no lo consideraríamos tan automático.
- Temporizador: una pequeña palanca a la izquierda te da 5 segundos para posar o salir corriendo al encuadre.
Detalles en la parte superior
- Zapata para flash: nunca la he usado, pero ahí está si algún día quiero jugar con luz artificial.
- Indicadores LED: uno naranja para sobreexposición y otro rojo también para sobreexposición (sí, ambos alertan lo mismo, un detalle curioso).
- Selector de ISO: desde 12 hasta 400. Personalmente, uso ISO 100 o 400, suficiente para la mayoría de situaciones.
- Botón disparador: suave, tan suave que a veces uno duda si ya se tomó la foto. Tiene un pequeño anillo con una línea roja que permite bloquear el disparo durante el transporte, detalle que se agradece.
El dilema de las pilas… resuelto
El único verdadero obstáculo fue encontrar una batería compatible. La cámara originalmente usaba una pila de 6 voltios que ya no se fabrica, pero logré adaptar cuatro LR44 de 1.5v cada una, colocándolas dentro de un pequeño tubo adaptador con un resorte. Nada del otro mundo, solo un poco de ingenio y ganas de mantener viva a esta clásica.
Tomas de prueba
En Marzo de 2011 la saqué a pasear por Lima con un rollo de Kodak ProImage 100. Revelé y escaneé las imágenes con mi scanner de peliculas Epson Perfection Photo 4490. Algunas ya están subidas al blog, y seguiré publicando más poco a poco.
Si te gustan las cámaras con alma, de esas que te obligan a tomarte tu tiempo y mirar el mundo con otros ojos, la Yashica Electro 35 podría robarte el corazón como lo hizo conmigo.

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