…O por qué a veces prefiero disparar lento y sin prisa
Vivimos en una era donde la fotografía digital es todo eficiencia: sensores cada vez más rápidos, más limpios, más listos para redes sociales que para la contemplación. Pero si alguna vez disparaste con una cámara vieja, de esas con sensor CCD, tal vez entiendes lo que se siente volver atrás. No por nostalgia barata, sino porque esas imágenes tienen algo distinto. Algo que los sensores modernos, por más perfectos que sean, no logran replicar del todo.
CCD: imperfección con carácter
Los sensores CCD (Charge-Coupled Device) fueron los reyes durante los primeros años de la fotografía digital seria. Colores más profundos, una textura que roza lo cinematográfico, y un ruido que no molesta, sino que acompaña. No eran rápidos ni eficientes. Pero sí eran fieles. El archivo que te daban tenía alma.
Hoy muchos los redescubrimos. No porque sean mejores técnicamente, sino porque el resultado tiene personalidad. Y en un mundo de sensores limpios y algoritmos que corrigen todo, eso vale mucho.
CMOS: todo en uno, pero ¿a qué costo?
Los sensores CMOS (Complementary Metal-Oxide Semiconductor) ganaron la carrera. Más baratos, más rápidos, con menor consumo de energía. Integran todo: enfoque, procesado, reducción de ruido. Son una maravilla técnica. Pero esa maravilla a veces se siente… vacía.
No todos, claro. Hay sensores CMOS que entregan archivos brutales. Pero muchos, sobre todo en gamas medias o móviles, priorizan el “look perfecto” antes que el carácter. Y si estás buscando una estética más cruda, más real, más parecida a cómo recordás las cosas… ahí es donde el CCD todavía gana.
Live MOS y otros híbridos
Los sensores Live MOS son una especie de mezcla: tienen base CMOS pero están optimizados para cámaras sin espejo, como las Olympus o Panasonic Micro 4/3. Rinden bien, y algunos tienen bastante buena interpretación del color, pero en términos de “look nostálgico”, se sienten más modernos que clásicos.
¿Por qué volví al CCD?
No es solo por los colores. Ni por el grano. Es porque me obliga a ir más lento. A pensar el encuadre. A aceptar las limitaciones. Quizás quienes seguimos usando cámaras con CCD no buscamos la foto perfecta, sino una experiencia distinta. Una forma de desconectarnos de nuestros quehaceres diarios.
Yo, por ejemplo, no tengo prisa. Disparar con una cámara antigua me baja las revoluciones. Me saca del piloto automático. No hay pantalla táctil, ni ráfagas de 20 fps, ni RAWs de 50 MB que después tengo que procesar. Solo mirar, encuadrar y disparar. Como antes.
Conclusión
Entre CMOS y CCD no hay un “mejor”. Hay sensaciones distintas. Uno te da precisión, el otro emoción. Uno te deja publicar al instante, el otro te invita a quedarte en la foto un rato más.
En un mundo dominado por cámaras sin espejo y sensores full-frame, hablar de una DSLR de hace más de una década puede parecer un ejercicio nostálgico. Pero la Olympus E-520 no es solo una reliquia: es una herramienta que todavía puede dar resultados interesantes si sabés lo que estás buscando.
La tengo en mis manos desde hace poco, de hecho desde hace un par de semanas, la vi en Facebook Marketplace y no me resistí a comprarla y esto es lo que encontré.
Diseño y ergonomía
La E-520 es compacta para ser una DSLR. A diferencia de otros modelos de su época, no se siente como un ladrillo. El agarre es firme y cómodo, y los botones están bien ubicados. Tiene un aire robusto, sin llegar a ser pesada. El visor es óptico, claro, y si vienes de una mirrorless puede parecerte chico, pero cumple su función sin problemas.
Resistencia y durabilidad: ideal para llevar a todos lados
Una de las cosas que más valoro de esta cámara es lo bien que aguanta el uso real. La Olympus E-520 está bien construida, con un cuerpo que, aunque no es sellado contra clima extremo, soporta muy bien el desgaste diario y los traslados constantes. La pienso usar en viajes por ciudad, o por el internor de mi querido Perú, campo, Andes y posiblemente amazonia. No tiene partes móviles frágiles ni botones flojos, y el obturador sigue funcionando como el primer día. Es una cámara que puedes meter en la mochila sin miedo. No es delicada ni necesita cuidados especiales más allá de lo básico.
Sensor y calidad de imagen
Estamos hablando de un sensor Live MOS de 10 megapíxeles en formato 4/3. Suena limitado hoy en día, pero si disparas en buenas condiciones de luz, el resultado es más que decente. Los colores tienen ese clásico look Olympus: tonos cálidos, con buen contraste.
A ISO 100-400 se comporta bien. A partir de ahí, el ruido aparece y no es tan agradable. Esta no es una cámara para usar de noche sin trípode.
El look “CCD”: Colores con alma
Aunque técnicamente no usa un sensor CCD sino un Live MOS, la E-520 ofrece una estética que muchos asociamos con la era de los CCD. Las fotos tienen una tonalidad más natural, colores menos procesados y una textura más orgánica. Los rojos y azules, en particular, se ven intensos sin llegar a parecer artificiales. No es esa nitidez clínica de las cámaras modernas, sino algo más suave, más atmosférico.
La desventaja es que en condiciones de poca luz, el sensor no levanta bien los ISO altos y el rango dinámico es limitado. Para mi caso especifico, no la pienso usar en situaciones de poca luz. Pero si haces foto con buena luz y mides bien la exposición, las imágenes que salen de esta cámara tienen un carácter único que se pierde en muchos sensores actuales.
Sistema de enfoque
Tiene un sistema de enfoque por detección de fase con 3 puntos cruzados. No es veloz, pero si haces fotografía tranquila –paisaje, retrato, objetos estáticos–, es más que suficiente. El Live View, aunque lento comparado con lo actual, fue innovador en su momento.
La semana pasada hice un viaje a Paracas, y estuve en un evento de kitesurf, si bien no es el mas rápido, puedes componer y recomponer y tirar ráfaga de tiros. En este articulo lo comento y verán los resultados.
Estabilización y extras
Un punto fuerte de la E-520 es su estabilización en el cuerpo, algo que incluso muchas cámaras actuales no ofrecen. Esto te da ventaja con lentes antiguos o manuales. Además, el sistema Olympus de reducción de polvo funciona bien: el sensor se mantiene limpio incluso en condiciones donde otras cámaras fallan.
Batería: Resistente como tanque
La Olympus E-520 usa una batería BLS-1 de ion de litio, y aunque ya tiene sus años, sigue rindiendo bien. En mis pruebas, saqué más de 400 disparos con una sola carga, usando el visor óptico y sin abusar del Live View (que consume bastante más). No tiene carga por USB, pero el cargador original es confiable. Con una batería extra, estás cubierto para todo el día.
Memorias: CompactFlash + xD
Acá se nota la época. La E-520 guarda las fotos en tarjetas CompactFlash o xD-Picture Card. Las CF todavía se consiguen y son bastante estables. Las xD, en cambio, son lentas y caras para lo que ofrecen. Lo recomendable es usar CF de 4 a 8 GB, que es más que suficiente si disparás en JPEG o RAW moderado. No es lo más moderno, pero funciona sin dramas.
En este articulo te hablo de los nuevos adaptadores CF y como te pueden ayudar
Lentes incluidos: Sorprenden por su calidad
La mayoría de los kits de la Olympus E-520 venían con dos lentes Zuiko que, a pesar de ser básicos, rinden muy bien:
Zuiko Digital 14-42mm f/3.5-5.6: este lente cubre el rango estándar equivalente a un 28-84mm en full frame. Es liviano, nítido y muy versátil. Ideal para calle, retrato, viajes o fotos del día a día, es decir, el caso en el que planeo usarlo. No tiene una apertura rápida, pero en condiciones de buena luz se comporta de forma excelente. El enfoque es suave y bastante preciso.
Zuiko Digital 40-150mm f/4-5.6: este teleobjetivo compacto equivale a un 80-300mm. Es sorprendentemente liviano, lo que lo hace ideal para llevarlo a cualquier lado. Sirve muy bien para fotografía de naturaleza, eventos deportivos o retratos con fondo desenfocado. Tiene buena nitidez en todo el rango y, junto con la estabilización del cuerpo, da resultados más que decentes incluso a mano alzada. En mi articulo sobre kitesurf te muestro los resultados.
Ambos lentes están construidos mayormente en plástico, pero no se sienten frágiles. Y lo mejor: son livianos y fáciles de transportar. Para alguien que empieza o que busca un equipo económico y funcional, este combo es una gran puerta de entrada. O para los que no queremos equipos voluminosos, vengo de usar Nikon D300s, Nikon D2x con lentes 80-200 f/2.8 y aparte de ser voluminoso pesa al caminar.
Conclusión
La Olympus E-520 no compite con las cámaras actuales en especificaciones, pero tiene carácter. Es una cámara ideal para quienes disfrutan del proceso, para aprender fotografía sin distracciones, o como segundo cuerpo barato que todavía entrega buenos resultados. Si encontrás una en buen estado y con los dos lentes originales, es una combinación que todavía tiene mucho para ofrecer.
Y si te gusta viajar con poco peso pero quieres una cámara confiable que tenga un look distinto, esta Olympus puede sorprenderte.
Algunas de mis fotos aquí, tomadas en Paracas, Peru