Visitar La Bombonera en mayo de 2019 fue una experiencia tan intensa como estar en un partido. Aunque el estadio estaba vacío, la energía de sus tribunas parecía estar aún presente, flotando en el aire. Esta no fue una simple visita turística, fue una parada obligatoria para cualquier amante del fútbol… y de la fotografía.
Me llevé mi fiel Canon G1X, una cámara compacta con alma de réflex, perfecta para este tipo de escapadas. Apenas entré al estadio, supe que no podía dejar pasar la oportunidad de hacer una panorámica. La forma única de este templo futbolero, con esa tribuna vertical que desafía toda lógica arquitectónica, pedía a gritos ser registrada en su totalidad.
Para lograrlo, tomé varias imágenes en secuencia, cuidando mantener la misma exposición y alineación. Más tarde, en casa, usé Lightroom para unirlas y construir esa imagen ancha que transmite lo que mis ojos vieron: la inmensidad de la cancha, los asientos azules y amarillos, y ese enorme número 12 pintado como homenaje a su hinchada.
El resultado fue una imagen poderosa, cargada de historia y emoción. No solo por lo que representa Boca Juniors, sino por la manera en la que la luz de esa tarde nublada suavizó los colores y resaltó las texturas del estadio.
Este tipo de salidas me recuerdan que muchas veces no necesitas una cámara gigantesca para capturar algo grande. Lo importante es estar ahí, saber mirar y tener ganas de contar una historia.
En la fotografía no todo es resolución ni velocidad. A veces, el alma de una cámara está en cómo se siente al usarla, en la forma en que traduce la luz en colores, o en lo fácil que es simplemente salir con ella al cuello sin planificar mucho. Eso es justo lo que me pasó con dos cámaras muy diferentes: la Canon PowerShot G1 X y la Olympus E-520.
Ambas tienen sus años, ambas tienen personalidad, y lo mejor de todo… aún tienen mucho que dar.
Canon G1 X: sensor grande, alma compacta
La G1 X llegó como una rareza: una compacta con un sensor casi del tamaño APS-C. Con sus 14 MP en un sensor de 1.5” CMOS, esta cámara fue el intento de Canon por romper el molde de las compactas tradicionales.
Y sí que lo logró.
Es una cámara que entrega colores limpios, detalle nítido y un rango dinámico muy respetable. Su lente fijo 28–112 mm equivalente es más que suficiente para calle, retrato y hasta algo de paisaje. ¿Lo mejor? Está integrada, así que no tienes que preocuparte por cambiar nada. Es sacar, disparar y listo.
Con un diseño robusto, controles accesibles y un visor óptico decente (aunque algo limitado), la G1 X es perfecta para quien quiere calidad DSLR sin cargar una DSLR.
Olympus E-520: una DSLR para los que disfrutan el proceso
La E-520 es una DSLR del tipo que ya no se hace: compacta, liviana y con esa calidad Olympus que se siente en los colores y en el tacto.
Su sensor Four Thirds de 10 MP no compite en tamaño con el de la G1 X, pero es suficiente para obtener buenas tomas con los lentes adecuados. Personalmente, he usado el kit Zuiko 14-42 y también lentes manuales adaptados, y la cámara responde bien, especialmente en condiciones de luz controlada.
Tiene algo que se valora mucho hoy: estabilización en el cuerpo, un buen visor óptico, y la libertad de jugar con cristales antiguos gracias a la montura Four Thirds. Y aunque el ISO se queda algo corto comparado con sensores más modernos, el color y el detalle en buenas condiciones siguen siendo encantadores.
Comparativa directa: G1 X vs E-520
Característica
Canon G1 X
Olympus E-520
Sensor
1.5” CMOS, 14 MP
Four Thirds Live MOS, 10 MP
ISO alto
Muy usable hasta 1600
Limitado a 400–800
RAW
Flexible y limpio
Menor rango dinámico
Lente
Fijo 28–112 mm f/2.8–5.8
Intercambiables (Four Thirds)
Estabilización
No
En el cuerpo
Tamaño
Compacta, robusta, discreta
DSLR liviana
Feeling
Urbana, lista para todo
Más control, más artesanal
¿Con cuál me quedo?
Ambas son geniales, pero diferentes. La Canon G1 X es para el fotógrafo que quiere llevar una cámara lista para cualquier ocasión, sin comprometer calidad. Es la que metes en la mochila en un viaje corto, o con la que sales a caminar por la ciudad y vuelves con fotos que sorprenden.
La Olympus E-520, en cambio, es para quienes disfrutan del proceso fotográfico: montar el lente, ajustar el enfoque, pensar la toma. Es más reflexiva, más pausada… pero también más creativa.
Y como todo en la fotografía, no se trata de cuál es “mejor”, sino cuál te inspira más.