Etiqueta: canon g12

  • ¿Encuentras la imagen o la imagen te encuentra?

    ¿Encuentras la imagen o la imagen te encuentra?

    Hay momentos en los que uno busca la fotografía, sale con una intención clara, visualiza la escena perfecta y espera que la luz coopere. Pero hay otros —más sinceros, más espontáneos— en los que simplemente estás ahí, y la imagen te encuentra a ti.

    Fue lo que ocurrió aquella mañana de Abril en 2014, en la Carretera Central. Viajaba con sueño, medio despierto, rumbo a Tarma, cuando de pronto, al mirar por la ventana del bus, el paisaje me sacudió. Un cielo cubierto de nubes en transición, cordilleras que aún guardaban algo de nieve, y ese contraste de verdes, marrones y grises que solo el altiplano peruano sabe ofrecer. Saqué mi Canon G12 casi sin pensarlo y, desde el asiento junto a la ventana, comencé a disparar.

    La luz era suave, filtrada por las nubes, y las montañas parecían estar esperándome. No era un plan, no estaba preparado, ni había bajado del vehículo. Pero ahí estaban las fotos: la cordillera central, el camino que serpentea entre valles, los picos nevados y la promesa de altura.

    Cada curva de la carretera era una nueva postal. Algunas fotos las tomé apresurado, otras con algo más de calma en alguna parada breve, pero todas con esa sensación de que era la imagen la que me estaba buscando a mí.

    Y así, entre curvas y miradas fugaces, nació una serie de fotos que hoy valoro más que muchas de las que salí a buscar con intención. Porque a veces, las mejores tomas no son las que planeas… son las que te sorprenden.

    Lo inesperado tiene alma

    Procesarla después en Lightroom fue casi un acto de respeto. No quise exagerar nada. Solo revelé lo que ya estaba ahí: los verdes oxidados del monte, el cartel pintado a mano, el cauce del río acompañando la escena, la textura de la pared de quincha, los rastros de una vida andina cotidiana y verdadera.

    Esta imagen no fue buscada. Pero se quedó conmigo desde que apreté el obturador. Y me recordó que a veces, lo mejor que puede hacer uno como fotógrafo es simplemente estar presente, con la mirada atenta y la cámara lista. Porque las mejores imágenes, muchas veces, no se buscan: te encuentran.


    Cámara: Canon PowerShot G12
    Modo: Apertura, formato RAW
    Edición: Adobe Lightroom
    Ubicación: Carretera Central, antes de Ticlio, Perú
    Fecha: Madrugada de un día cualquiera
    Condiciones: Luz suave al amanecer, aire frío de altura, escena espontánea

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  • Atardecer en el Callao: Una Tarde de Abril con mi Canon G12

    Atardecer en el Callao: Una Tarde de Abril con mi Canon G12

    Hay tardes que se graban en la memoria, no por lo extraordinario, sino por lo perfectamente cotidiano. Abril de 2014 me regaló una de esas. Tomé mi Canon G12 —mi compañera compacta de espíritu profesional— y me fui a La Punta, ese rincón del Callao que siempre me ha parecido una mezcla entre postal olvidada y resistencia costera.

    La idea era simple: capturar el atardecer. Pero no cualquier atardecer… sino uno que refleje el contraste entre la calma del mar y el bullicio industrial del puerto. Me aposté en la playa de piedras, con la brisa salada en la cara y el trípode bien plantado. El sol comenzaba a ocultarse detrás de una cortina de nubes que apenas dejaban pasar los rayos dorados. El cielo, como en una pintura impresionista, explotaba en tonos pastel que iban desde el azul suave hasta un naranja casi tímido.

    Con la Canon G12 en modo manual, aproveché su capacidad para disparar en RAW y controlar la exposición. Me permití exposiciones largas para suavizar el mar, borrar las olas, y dejar solo una alfombra de seda líquida que reflejaba las luces del puerto como pinceladas de color.

    La Magia del Puerto en Larga Exposición

    Desde mi posición, el terminal de contenedores se mostraba como una ciudad propia: luces, grúas, movimiento. Pero con las largas exposiciones, esa actividad se volvía fantasmal. Los barcos se desdibujaban, las luces se extendían como hilos de oro sobre el agua. Había algo hipnótico en ese contraste entre el rugido de la industria y la quietud de la cámara.

    Tomé varias fotos jugando con el balance de blancos, buscando que los tonos fríos del cielo no opacaran el calor de las luces artificiales. Cada disparo era una mezcla entre técnica y paciencia. Y aunque la G12 no es una cámara “moderna” para los estándares actuales, tiene algo que muchas han perdido: carácter. Su sensor y su procesado producen imágenes con alma, con ese toque “orgánico” que muchas veces echo de menos en equipos más nuevos.

    Lo que Aprendí esa Tarde

    Fotografiar el puerto del Callao me enseñó que no siempre necesitas viajar lejos para encontrar belleza. A veces está a unos cuantos kilómetros, esperando ser descubierta con la luz adecuada y una cámara con la que te sientas conectado.

    También fue un recordatorio de que la fotografía no es solo capturar, es interpretar. Transformar un paisaje industrial en una escena casi poética no es solo técnica: es visión.


    Cámara: Canon PowerShot G12
    Modo: Apertura
    Formato: RAW
    Técnica: Larga exposición, trípode
    Ubicación: Playa de La Punta, Callao
    Fecha: Abril 2014


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  • Canon G12 vs Olympus E-520: Dos formas distintas de disfrutar la fotografía

    Hay cámaras que te sorprenden por lo que hacen, y otras que simplemente te invitan a salir, sin pensar demasiado. La Canon G12 y la Olympus E-520 son dos clásicos que hoy parecen vivir una segunda juventud entre quienes buscamos ese “algo” especial más allá de los megapíxeles.

    He usado ambas. Y aunque cada una tiene sus fortalezas, lo cierto es que la experiencia con ellas es radicalmente distinta. Aquí te cuento cómo se sienten y por qué ambas merecen un espacio en la mochila… o en el corazón.


    La Canon G12: el encanto del CCD en formato de bolsillo

    La Canon G12 no fue pensada para competir con las DSLR. Pero en la práctica, y especialmente para quien sabe lo que busca, es una pequeña joya.

    Su sensor CCD de 10 megapíxeles ofrece ese look nostálgico que muchos fotógrafos extrañamos: colores más densos, negros profundos, y un contraste que te hace decir “wow” sin pasar por Lightroom.

    Es cierto, el sensor es pequeño (1/1.7”) y el ruido aparece rápido a partir de ISO 400, pero a cambio tienes una cámara robusta, compacta, con una lente versátil (28-140 mm equivalente), controles físicos que invitan a tomarte tu tiempo, y una ergonomía deliciosa. La puedes llevar en el bolsillo de la chaqueta o colgarla al cuello sin que te pese.

    Es la cámara que siempre te acompaña… y te premia por hacerlo.


    La Olympus E-520: una DSLR liviana que no te pone límites

    Por otro lado, la Olympus E-520 representa esa época en que las DSLR no eran tan pesadas ni tan pretenciosas. Sensor Cuatro tercios de 10 MP, estabilización en el cuerpo, y la posibilidad de usar toda la línea de lentes Zuiko, o incluso adaptarle cristales vintage.

    Lo primero que sientes al tomarla es que está hecha para durar. El grip es firme, los menús son simples, y el obturador suena con autoridad. Si tienes un buen lente (yo la he usado con el Zuiko 14-42 mm y también con el 40-150), las fotos tienen buen detalle y nitidez.

    Y si te gusta experimentar, esta cámara es una puerta abierta: puedes montar lentes manuales con adaptadores, usarla con flashes externos, y jugar con la exposición como en los viejos tiempos.


    Canon G12 vs Olympus E-520: cara a cara

    CaracterísticaCanon G12Olympus E-520
    Sensor1/1.7” CCD, 10 MPFour Thirds Live MOS, 10 MP
    ColorVibrante, nostálgicoNeutro, editable en RAW
    LenteFijo 28–140 mm equivalenteIntercambiables (Four Thirds)
    PortabilidadMuy compactaDSLR liviana
    ControlesRuedas físicas, muy intuitivaMenú DSLR, personalizable
    Estilo de usoCallejera, discreta, urbanaVersátil, controlada, técnica

    ¿Con cuál me quedo?

    Ambas tienen un lugar en mi estantería. La Canon G12 es esa cámara con la que sales a caminar sin rumbo, pero vuelves con fotos que cuentan historias. La Olympus E-520 es la que uso cuando quiero pensar, probar distintos lentes, y componer con calma.

    Son cámaras que no compiten, se complementan. Una es poesía urbana; la otra, estructura clásica.

    Y eso es lo bonito de la fotografía digital de esa época: no todo era “más megapíxeles”. A veces, lo que te hace quedarte con una cámara es simplemente cómo te hace sentir cuando la usas.

  • Revival CCD: Mi Experiencia con Cámaras Profesionales y el Encanto de la Canon G12

    Revival CCD: Mi Experiencia con Cámaras Profesionales y el Encanto de la Canon G12

    Hay algo que no te cuentan cuando entras al mundo de la fotografía profesional: después de usar una cámara robusta, pesada y bien construida, todo lo demás te empieza a parecer… liviano en más de un sentido. Y no lo digo desde la nostalgia gratuita, sino desde la vivencia real: el tacto, la confianza en cada obturador, el color que sale del sensor, la durabilidad… todo eso se queda contigo para siempre.

    Cuando disparar era una experiencia física (y emocional)

    Durante un tiempo, mi compañera de batalla fue una Nikon D2x, una bestia en todos los sentidos. Ergonomía impecable, enfoque preciso, colores intensos gracias a su sensor CMOS profesional. Hasta que cometí un error imperdonable: En un viaje a Mexico en 2012, la llevé cerca del mar sin protección… y terminó parcialmente sumergida. Duele admitirlo, pero ahí aprendí que incluso las máquinas más resistentes tienen un límite. Aún no la he enviado a limpiar ni reparar, pero lo haré. Lo prometo.

    La familia Nikon: D100 y D80, más que herramientas

    Entre otras cámaras que pasaron por ese momento por mis manos están la Nikon D100, Nikon D200 y la Nikon D80. Las tres con sensores CCD, ambas con alma. Aunque no llegan al rango «pro», siempre he sentido que ofrecían más de lo que prometían: colores vibrantes, tonos piel realistas y una respuesta cromática que no se ve igual en sensores más modernos. En cierto modo, el sensor CCD tiene eso: textura visual y emoción.


    Canon G12: La compacta que no se siente como tal

    Y ahí entra la protagonista inesperada: la Canon PowerShot G12. Como muchas cosas que he conseguido, la consegui de segunda de un amigo fotógrafo profesional. No es una réflex, no es una sin espejo moderna. Es algo que a veces olvidamos que existía: una compacta con espíritu profesional.

    Lo técnico (porque también importa)

    • Sensor CCD de 1/1.7” de 10 megapíxeles
    • Procesador DIGIC 4
    • Lente f/2.8–4.5 (equiv. 28–140mm) con estabilizador óptico
    • Formato RAW + JPEG simultáneo
    • Pantalla abatible de 2.8” (rotación total)
    • Visor óptico (sí, uno real)
    • Control total en modo Manual, Av, Tv, ISO, balance de blancos personalizado
    • Puerto hot-shoe para flash externo

    No necesitas más para salir a caminar por la ciudad, treparte a una piedra en la sierra peruana o capturar la luz dorada de una tarde limeña.


    Una cámara con carácter en el bolsillo

    Lo que más me gusta de la G12 es que parece compacta, pero no se siente limitada. Su cuerpo transmite solidez. Tiene un peso que tranquiliza. Y su visor óptico, aunque básico, te devuelve el gusto por encuadrar sin depender de pantallas. La pantalla abatible es una joya para ángulos complicados, tomas a ras del suelo o autorretratos improvisados sin parecer influencer.

    Y el color… ese color de los sensores CCD. Saturado pero natural. Con contraste, pero sin exageración. Una estética visual que hoy muchos intentan imitar con filtros vintage, pero que aquí viene de fábrica.


    Accesorios que suman (y pesan con gusto)

    La Canon G12 que tengo vino con su estuche de cuero original (voluminoso pero protector) y un accesorio que ya casi no se ve: porta filtro frontal. Con él puedo montar:

    • Filtros UV
    • Filtros ND para largas exposiciones
    • Polarizadores (uno que llevé a México, por ejemplo)
    • Filtros de efectos especiales para fotografía creativa

    Todo esto en una cámara que cabe en una mochila y pasa desapercibida. En tiempos de cámaras de teléfono que quieren parecer profesionales, esta compacta sigue haciendo el trabajo con dignidad y clase.


    ¿Por qué sigo usándola?

    Porque a veces no se trata de tener más megapíxeles, sino de disfrutar la experiencia. Cada vez que salgo con la G12 o repaso mis archivos de la D100 o la D2x, siento que estoy viendo fotografías, no simplemente archivos digitales. Y eso, en esta época, vale más que un nuevo modelo con IA y 60 megapíxeles.

    CANON G12
    CANON G12

    ¿Vale la pena en 2025?

    Sí, absolutamente. En un mundo saturado de cámaras que prometen más pero conectan menos, la Canon G12 —y muchas otras cámaras con sensor CCD— siguen siendo una excelente elección si lo que buscas es carácter, control manual real y una experiencia fotográfica más táctil y consciente. No vas a obtener 4K ni conectividad instantánea al smartphone, pero sí vas a conseguir colores con alma, una construcción robusta, y la libertad de salir a fotografiar sin distracciones. En 2025, eso es casi un lujo… y esta pequeña cámara lo entrega con estilo.

  • Iglesia San Pedro

    Iglesia San Pedro

    Una bella Iglesia de 1546 en pleno centro de la ciudad de Cusco.

    Mientras esperábamos nuestro turno en la cola para sacar tickets para el tren con destino a Macchu Picchu, Pude hacer estas tomas de esta bellisima Iglesia de 1546.

    Se ubica fácilmente, a 5 cuadras de la plaza de armas de Cusco, cruzando por la plaza San Francisco. La iglesia esta frente a un mercado, claramente reconocido por su variedad de artículos. Me llamo mucho la atención, su arquitectura, y el tono de la piedra con la cual se ha hecho esta.

    Use mi cámara Canon G12. Casi todo el día tuve puesto mi filtro polarizador, con el cual se aprecia mas el cielo de azul intenso. Típico de los Andes, y causante de los colores de esta toma.

    Referencias:

    Mincetur

    Iglesia San Pedro, Cusco Perú
    Iglesia San Pedro, Cusco, Perú
    Iglesia San Pedro, Cusco, Perú
    Iglesia San Pedro, Cusco, Perú
    Iglesia San Pedro, Cusco, Peru