Categoría: Camaras

  • El Visor de Otro Mundo: Una Pieza Espacial para la Nikon F3

    Nikon DA-2 viewfinder
    Visor Nikon DA-2 a lado del visor estándar de Nikon F3

    Algunos accesorios no solo mejoran la experiencia fotográfica, también cuentan una historia. Este es uno de esos casos. Caminando por Polvos Azules, uno de los santuarios de tesoros fotográficos escondidos en Lima, me topé con algo que, de lejos, parecía una Nikon F3 HP destartalada. Pero lo que captó mi atención no fue el cuerpo en sí, sino lo que tenía montado: un visor enorme, fuera de lo común, casi desproporcionado. Me acerqué, pregunté y, sin muchas vueltas, supe que me lo tenía que llevar.

    Un visor pensado para el espacio (quizá literalmente)

    No hay inscripción que lo confirme, pero estoy convencido de que este visor fue diseñado para uso espacial. ¿Por qué? Fácil: el tamaño. Este accesorio no es cualquier cosa: amplía la imagen del visor estándar de la Nikon F3 y permite una visualización cómoda incluso con obstáculos como… digamos, un casco de astronauta. La teoría no es descabellada si recordamos que la Nikon F3 fue la cámara elegida por la NASA para múltiples misiones espaciales en los años 80 y 90. No sería raro que este visor se haya desarrollado pensando en facilitar el encuadre en condiciones extremas, donde mirar por un visor tradicional sería imposible.

    Datos técnicos del visor (para los curiosos):

    • Compatible con la Nikon F3 y F3HP (High Eyepoint)
    • Aumenta el campo visual del visor
    • Ideal para personas que usan gafas o necesitan mayor distancia ocular
    • Montaje directo mediante sistema de liberación de la tapa del pentaprisma
    • Construcción metálica robusta, con recubrimiento de goma en el ocular
    • Sin sistema óptico complejo: es una lente ampliadora de alta calidad

    No tiene nombre grabado, no hay manual ni referencia oficial en internet. Pero funciona como si fuera parte del diseño original de la cámara.


    La compra que no planeaba (pero agradezco)

    Esa Nikon F3 HP estaba en mal estado, parecía condenada al olvido. Pero el visor estaba intacto. Se lo compré al vendedor por separado, junto a una tapa de acoplamiento para el motor de arrastre MD-4, que me dejó por 10 soles (unos 3.5 dólares). Un precio simbólico para algo que, para mí, tiene un valor histórico y funcional incalculable.


    En ruta con la Nikon F3: Huancayo, Jauja y Rupac

    A pesar del volumen, este visor ha cambiado la forma en que compongo mis fotos analógicas, especialmente en paisajes. Lo he usado en varias salidas a la sierra peruana, donde la luz, la altura y los paisajes hacen que cada cuadro valga la pena.

    En lugares como Huancayo, Jauja o Rupac, compuse tanto en película como en digital. Pero la experiencia de mirar a través de este visor, con ese encuadre amplio y despejado, es algo que no se puede replicar en una pantalla LCD. Es una forma más consciente y lenta de fotografiar, más conectada al entorno. Y sí, también más disfrutable.


    ¿Vale la pena usar este visor hoy?

    Definitivamente sí, si eres amante de la Nikon F3 y buscas una experiencia más cómoda al componer tus tomas. No es práctico para callejear, pero en fotografía de paisaje, arquitectura o retrato tranquilo, transforma por completo la ergonomía de la cámara. Además, como pieza de colección, tiene un aire de rareza que la hace aún más valiosa.

  • Cómo Elegir tu Primera Cámara Analógica o DSLR Clásica: Guía para Fotógrafos Nostálgicos

    ¿Te atrae la idea de capturar imágenes con una cámara que tiene historia? ¿Sueñas con escuchar el sonido metálico del obturador o girar manualmente el anillo de enfoque? Si estás pensando en dar tus primeros pasos en el mundo de la fotografía con una cámara analógica o una DSLR clásica, esta guía es para ti.

    No necesitas lo último en tecnología para hacer grandes fotos. Lo que necesitas es una cámara que te inspire, que te conecte con el momento y que despierte tu lado más creativo.


    1. Olvídate de los megapíxeles: busca alma, no resolución

    En el universo vintage, los megapíxeles son irrelevantes. Las cámaras analógicas no tienen sensor digital, y las DSLR clásicas —como las de principios de los 2000— pueden tener 6 o 10 MP, pero eso no limita su potencial creativo. Muchas de las fotos más icónicas de la historia se tomaron con cámaras que hoy consideraríamos “obsoletas”.

    Lo importante es cómo capturan la luz, los colores, el grano… y eso no se mide en números, sino en sensaciones.


    2. El lente lo es todo

    Si el cuerpo de la cámara es el corazón, el lente es el alma. Un buen objetivo puede transformar una imagen común en algo memorable. Busca cámaras con monturas clásicas que te permitan acceder a ópticas legendarias:

    • Canon FD
    • Nikon AI / AI-S
    • Pentax K
    • Olympus OM
    • Minolta MD

    En el mundo digital clásico, también hay lentes que valen oro. Los objetivos Nikkor, Zuiko Digital, Fujinon o Pentax FA siguen dando imágenes con carácter, contraste y suavidad que muchos equipos modernos han perdido.


    3. Marcas que han vivido la historia

    Cuando se trata de cámaras con alma, las marcas importan. No es lo mismo usar una cámara hecha por una marca de televisores, que una fabricada por quien ha estado al lado de los grandes fotógrafos durante décadas.

    Estas son algunas marcas en las que puedes confiar a ojos cerrados:

    • Canon
    • Nikon
    • Pentax
    • Olympus
    • Minolta
    • Fujifilm

    Estas casas no solo fabricaban cámaras: creaban herramientas para artistas. Sus cámaras sobreviven al paso del tiempo, y sus ópticas aún siguen desafiando a lo digital.


    4. ¿Analógica o digital clásica? Elige tu experiencia

    📷 Cámaras analógicas (SLR)

    Ideales si te atrae el proceso: cargar el rollo, avanzar la película, disparar con precisión y esperar el revelado. Modelos como la Nikon FM2, Canon AE-1, Pentax K1000 o Olympus OM-1 son perfectas para comenzar. Son robustas, mecánicas, y te enseñan a pensar cada toma.

    📸 DSLRs clásicas

    Perfectas si quieres comenzar con un workflow digital pero sin perder el look y la sensación de las cámaras de antaño. Cámaras como la Nikon D70, D200, Canon 20D o Fujifilm S2 Pro tienen sensores que producen colores con carácter y gran latitud tonal. Algunas incluso tienen el famoso sensor CCD, que entrega imágenes con un toque muy especial.


    5. El tamaño también importa

    Algunas cámaras analógicas pueden ser pequeñas y discretas, como la Olympus OM-10 o la Minolta X-700. Otras, como la Nikon F3, tienen una presencia más robusta.

    ¿Prefieres algo que puedas llevar en una mochila? ¿O te emociona cargar con una cámara que impone respeto? La respuesta te la dará tu estilo de vida y la experiencia que buscas.


    6. Precio: tu primer equipo no tiene que ser perfecto, solo inspirador

    Lo bueno de empezar en este mundo es que no necesitas gastar mucho. Muchas cámaras analógicas se consiguen a precios accesibles, y las DSLR clásicas han bajado muchísimo de precio sin perder su valor fotográfico.

    Además, no se deprecian como las cámaras modernas: al contrario, muchas se revalorizan con el tiempo.

    💡 Tip:

    Explora tiendas de segunda mano, grupos de coleccionistas o lugares como Polvos Azules (si estás en Lima). Puedes encontrar verdaderas joyas olvidadas esperando volver a capturar la luz.


    7. Recomendaciones personales para comenzar:

    • Canon AE-1: Elegante, confiable, perfecta para aprender fotografía manual.
    • Nikon D200: Una DSLR con sensor CCD y una reproducción de color nostálgica.
    • Olympus OM-1: Liviana, precisa y con lentes Zuiko impresionantes.
    • Pentax K1000: Robusta, básica y genial para aprender desde cero.
    • Fujifilm S2 Pro: Digital con corazón analógico, basada en cuerpos Nikon.

    En resumen:

    Tu primera cámara clásica no tiene que ser la mejor del mundo, pero sí debe inspirarte. Que al verla, te entren ganas de salir a la calle y capturar lo que ves. Que se sienta bien en las manos. Que te enseñe a mirar con calma y a disparar con intención.

    No compres una cámara… adopta una herramienta con historia.


    ¿Estás buscando una cámara vintage o ya tienes una que te acompaña en tus aventuras fotográficas?
    ¡Cuéntamelo en los comentarios o escríbeme por redes! Y si encontraste una joya escondida, no dudes en compartirla.

  • Yashica Electro 35: Una joya callejera de 1964

    Yashica Electro 35: Una joya callejera de 1964

    Entre mis cámaras favoritas para salir a caminar y disparar sin prisa, hay una que siempre vuelve a mi mochila: la Yashica Electro 35. Esta belleza japonesa vio la luz en 1964, y aunque ya han pasado décadas desde entonces, sigue conservando esa elegancia atemporal que la hace destacar.

    La compré allá por el 2008, cuando los tesoros aún se encontraban en MercadoLibre sin mucha competencia. Me costó S/100 soles, algo así como 27 dólares. Sí, una ganga incluso para esa época. Lo mejor de todo: está prácticamente nueva, bien conservada, sin rayones, sin golpes, lista para disparar.

    Una rangefinder con carácter

    La Electro 35 es una rangefinder, es decir, una cámara de telémetro. Esto significa que lo que ves por el visor no es exactamente lo que entra por el lente, a diferencia de las SLR. A veces eso juega en contra —no sabrás si algo bloquea el lente—, pero también le da un toque distinto al proceso, casi como si estuvieras confiando en tu intuición más que en la tecnología.

    El lente: nitidez y personalidad

    Mucho del encanto de esta cámara viene por su lente Yashinon 44mm f/1.7. Nítido, brillante, y con una capacidad de desenfoque que no tiene nada que envidiarle a lentes modernos. Gracias a su generosa apertura, las fotos ganan una profundidad de campo deliciosa y un carácter muy cinematográfico. No exagero si digo que la mitad del éxito de esta cámara está en ese cristal.

    Controles sencillos, intuitivos

    Parte de su encanto está en lo simple que es. Tiene lo justo y necesario:

    • Anillo de enfoque: suave y preciso, perfecto para fotografía callejera.
    • Control de apertura: ideal para jugar con el desenfoque del fondo y controlar la entrada de luz.
    • Modo de disparo: B (bulb), Auto y Flash. El modo “Auto” ajusta la velocidad según la apertura elegida —un lujo en los años 60, aunque hoy no lo consideraríamos tan automático.
    • Temporizador: una pequeña palanca a la izquierda te da 5 segundos para posar o salir corriendo al encuadre.

    Detalles en la parte superior

    • Zapata para flash: nunca la he usado, pero ahí está si algún día quiero jugar con luz artificial.
    • Indicadores LED: uno naranja para sobreexposición y otro rojo también para sobreexposición (sí, ambos alertan lo mismo, un detalle curioso).
    • Selector de ISO: desde 12 hasta 400. Personalmente, uso ISO 100 o 400, suficiente para la mayoría de situaciones.
    • Botón disparador: suave, tan suave que a veces uno duda si ya se tomó la foto. Tiene un pequeño anillo con una línea roja que permite bloquear el disparo durante el transporte, detalle que se agradece.

    El dilema de las pilas… resuelto

    El único verdadero obstáculo fue encontrar una batería compatible. La cámara originalmente usaba una pila de 6 voltios que ya no se fabrica, pero logré adaptar cuatro LR44 de 1.5v cada una, colocándolas dentro de un pequeño tubo adaptador con un resorte. Nada del otro mundo, solo un poco de ingenio y ganas de mantener viva a esta clásica.

    Tomas de prueba

    En Marzo de 2011 la saqué a pasear por Lima con un rollo de Kodak ProImage 100. Revelé y escaneé las imágenes con mi scanner de peliculas Epson Perfection Photo 4490. Algunas ya están subidas al blog, y seguiré publicando más poco a poco.


    Si te gustan las cámaras con alma, de esas que te obligan a tomarte tu tiempo y mirar el mundo con otros ojos, la Yashica Electro 35 podría robarte el corazón como lo hizo conmigo.


    Controles de Yashica Electro 35
    Controles de Yashica Electro 35

    Has click para agrandar la imagen