Autor: Martintoy

  • Feliz 28!

    Tuve la oportunidad de pasar 28 de Julio, fui invitado a presenciar un espectáculo criollo. Equivocadamente, pense que seria como ir a una peña a ver a alguno de nuestros artistas criollos, de primera intencion, se me vino a la mente, Lucia de la Cruz, una artista, que de por si tiene excelente voz, pero que no guarda relacion con su vida privada ni con sus comentarios ni actitudes.

    De pronto, aparece Cecilia Bracamonte, en mi ignorancia en música criolla, asumí que seria un espectáculo  similar, al arriba descrito, pero grata fue mi sorpresa y equivocación. El espectáculo, de primera, venia con un acompañamiento artístico de violín, coros, saxo, cajón. Nunca pensé que se pudieran interpretar de tal forma, nuestros ya tan manoseados, valses de siempre. Aparte de esto, la interpretación y el estilo impreso en cada canción, le dio un toque único a todo el evento.

    Una de las partes mas emotivas, fue el canto del himno nacional, interpretado por Cecilia, acompañado por músicos y entonado por todos nosotros, los asistentes. Un momento mágico, a las 00 horas del día 28 de Julio. Que bonito detalle!

    Finalmente, pude hacer algunas tomas, con un ISO bastante alto, a mas de ISO 1600, no me pareció pertinente usar flash, así que las tome a pulso. Creo que salieron aceptables.

    photocrati gallery

     

  • Breve paseo por Chincha

    Un viaje relámpago que hice con mama a Chincha un fin de semana cualquiera, a modo de escape de la ciudad en el año 2009.

    En realidad no encontré nada, pero nada turístico que me llame la atención, intenté ir a «El carmen», pero nada, las ruinas del terremoto anterior, en 2007, lo habían dejado en ruinas y aun no habían podido recuperarse de ello.

    Mayor organización e impulso al turismo

    No estoy muy al tanto de los problemas de Chincha, pero creo que deberían impulsar un poco mas el turismo, en primer lugar, organizarse, el trafico es espantoso, en hora pico, al pasar por el mercado uno puede demorar de 20-30 minutos en pasar desde el mercado de abastos hasta la plaza principal. Por otro lado, la ciudad requiere mas orden y limpieza, cosa que note rápidamente al llegar, también creo que ayudaría mucho poner letreros con sitios turísticos para visitar, uno solo llega, o pasa y listo.

    Me imagino que los chinchanos ya estarían trabajando en este tema, pero creo conveniente recordarse los a manera de apresurar las cosas un poco 🙂

    Equipo fotográfico, mi Canon A1

    Fotográficamente hablando, lleve mi una Canon A1, con lente Canon FD 50mm f/1.8, pelicula Kodak proimage 100, realmente siento mucho placer al usar esta cámara, aun después de 40 años de  su creación, sigue siendo una placer hacer tomas con esta hermosa cámara. Inclusive el click característico, tantas veces copiadas en canciones o películas, realmente una experiencia el usar una Canon A1.

    Las tomas, posteriormente fueron procesadas, digital mente, para pasar a blanco y negro y hacer algunos ajustes de color y re dimensionamiento

    Pasando por el mercado de abastos, Chincha
    Yendo en combi, camino al Carmen, Chincha
    Mototaxis, en plaza de Chincha

  • Detalles arquitectónicos del Palacio de Justicia de Lima, en película Kodak Pro Image 100

    Detalles arquitectónicos del Palacio de Justicia de Lima, en película Kodak Pro Image 100

    Un paseo entre historia y luz analógica

    Una de las joyas arquitectónicas más imponentes del centro de Lima es, sin duda, el Palacio de Justicia. Construido en 1939 durante el gobierno de Augusto B. Leguía, este edificio monumental debía coronarse con una gran cúpula que nunca llegó a realizarse por falta de presupuesto. Se dice que su diseño fue inspirado en el Palacio de Justicia de Bruselas, y aunque nuestra versión limeña quedó incompleta, mantiene una elegancia sobria y monumental que lo convierte en un símbolo del poder judicial y del legado arquitectónico republicano de la ciudad.

    Durante una de mis caminatas fotográficas por el centro histórico, decidí llevar conmigo mi recién adquirida (en ese entonces, 2012) Canon AE-1 con el clásico lente de 50mm f/1.8, cargada con Kodak Pro Image 100, una película de grano fino que resalta los tonos cálidos y resplandece en la luz limeña. Las imágenes fueron digitalizadas posteriormente con un Epson V600, tratando de conservar la atmósfera que solo la fotografía analógica puede capturar.

    Detalles que resisten al tiempo

    Lo que más me atrajo del Palacio de Justicia fueron sus columnas corintias, sus amplios pórticos y los ornamentos de estilo neoclásico que aún resisten el paso del tiempo y la contaminación del centro limeño. El lente de 50mm, con su campo de visión natural, me permitió enmarcar los capiteles tallados, los bajorrelieves y los ventanales simétricos de forma precisa, sin distorsiones.

    Cada rincón parecía contar una historia: desde las escalinatas principales, que reciben a quienes transitan por Paseo de los Héroes Navales, hasta las sombras que se proyectan sobre las molduras al atardecer. La película Kodak Pro Image 100 captó esos tonos dorados y grises con una suavidad que la fotografía digital rara vez alcanza. Hay algo en la forma en que la película traduce la luz que la hace más humana, más cercana al recuerdo que a la reproducción fiel.

    Fotografía con alma

    Llevar la Canon AE-1 por Lima es como viajar en el tiempo. Su diseño mecánico, su peso justo y su funcionamiento sencillo hacen que fotografiar se sienta más contemplativo. Con solo dos rollos en el bolsillo, caminas más atento a la luz, a los detalles, al ritmo de la ciudad. No se trata de disparar sin pensar, sino de detenerse, observar y decidir el momento exacto.

    Este paseo por el Palacio de Justicia no fue solo un ejercicio fotográfico, sino también una forma de reconectar con la ciudad y su historia, desde la mirada analógica de una cámara que, a pesar de los años, sigue capturando imágenes con alma.


    Fotos tomadas con la Canon AE-1

  • Arequipa en Película: Un Viaje de Trabajo con Sabor a Fotografía

    Arequipa en Película: Un Viaje de Trabajo con Sabor a Fotografía

     Hay viajes que uno planea. Y hay otros que simplemente suceden, y terminan dejando huella.

    En marzo de 2007, me enviaron por trabajo a la bella ciudad de Arequipa, supuestamente por diez días de oficina, reuniones y rutina. Pero nadie me advirtió que terminaría enamorado de sus calles, su luz, su cielo azul eterno… y que esos días serían también una excusa perfecta para poner a prueba mi nueva compañera: una Nikon N75 recién comprada por Mercado Libre.

    Mi primera SLR de verdad

    Todavía no tenía cámara digital. En esa época, disparar con película de 35mm era el pan de cada día para quienes queríamos algo más que una cámara compacta. Yo estaba feliz: había conseguido mi Nikon N75 por $220 dólares, regateando como buen limeño desde los $250 originales. Venía con su lente de kit, sin zoom extra, pero con muchas ganas de hacer fotos.

    Metí en la mochila unos cuantos rollos de película Fuji negativa y me dije: si hay tiempo libre, salgo a disparar. Y vaya que lo hubo. Porque entre reuniones y recorridos, Arequipa se presentó ante mí como una postal viviente.

    La Ciudad Blanca y su luz de cine

    No exagero cuando digo que Arequipa es una de las ciudades más fotogénicas del Perú. Hay algo en su limpieza, su orden, en el contraste entre la piedra blanca y el cielo profundo, que hace que todo se vea… cinematográfico. Incluso sin el zoom soñado, cada rincón era un encuadre listo para mi N75.

    La plaza, con sus palmeras que parecen bailar con el viento. El Monasterio de Santa Catalina, con sus paredes encendidas por el sol. La gente, amable y pausada, dándole vida a esas calles tranquilas. Y claro, los sabores: cada comida era un festín, y cada plato, un retrato posible.

    El Cañón del Colca: un negativo para la eternidad

    Un fin de semana libre me alcanzó para escapar hacia el Cañón del Colca, uno de esos lugares donde el silencio tiene volumen. Con la cámara colgando del cuello, disparé todo lo que pude. No sabía si esas fotos saldrían bien, pero sí sabía que necesitaban ser hechas.

    Las vicuñas, los cóndores, los abismos infinitos. Todo estaba ahí. Y mi rollo también.

    Revelado con nostalgia

    Cuando regresé a Lima y mandé a revelar las fotos, sentí ese cosquilleo que solo da la película: no hay pantalla para revisar, no hay botón de borrar, solo memoria, intuición y algo de suerte. Y cuando vi las copias… me enamoré más.

    Había logrado capturar algo. Algo que no solo estaba en Arequipa, sino dentro de mí: la emoción de descubrir el mundo a través de una lente.


    ¿Volvería? Sin dudarlo

    Arequipa no se visita una vez. Se vuelve, se recorre otra vez con ojos nuevos, con mejor lente, con más rollos o con una cámara digital (sí, ya tengo varias). Pero la experiencia de fotografiarla por primera vez con película sigue siendo especial.

    Prometo buscar más negativos en mis backups y publicarlos pronto. Estoy seguro de que, como yo, van a querer regresar a esta ciudad que, para muchos limeños, parece un país aparte.


    Cámara usada: Nikon N75

    • Año: 2007
    • Película: Fuji negativa 35mm
    • Lente de kit Nikon 28-80mm
    • Modo automático y prioridad de apertura

  • Un Atardecer Inesperado en la Variante de Pasamayo (con Nikon D80)

    Un Atardecer Inesperado en la Variante de Pasamayo (con Nikon D80)

    A veces los grandes espectáculos de la naturaleza se presentan justo cuando menos los esperamos. No hacen falta lugares exóticos ni grandes planes; solo estar en el momento adecuado, con la cámara lista y los sentidos despiertos.

    En mayo del 2011, hice un viaje relámpago hacia las playas del norte. No era la mejor época del año —el cielo se mantenía gris, el clima indeciso— pero el encargo fotográfico se cumplió. Al regresar hacia Lima, tomé la temida variante de Pasamayo, una carretera con fama por sus nieblas densas y curvas peligrosas.

    Y fue ahí, entre curvas y acantilados, donde la sorpresa me esperaba: el sol comenzaba a esconderse, filtrándose tímidamente entre la bruma. El cielo se tiñó de tonos anaranjados, violetas y dorados, mientras la niebla dibujaba una atmósfera casi onírica sobre el mar. Un espectáculo breve e impredecible, como todo lo valioso.

    Tuve la suerte de tener a la mano mi fiel Nikon D80 y el clásico lente kit 18-55mm. La primera imagen fue una toma directa, capturando la escena tal como la vi. La segunda es una panorámica compuesta, armada con PTGui, que muestra la amplitud del paisaje y el drama del momento.

    Fotográficamente hablando, no fue una toma planeada. Pero el contraste entre la luz cálida del atardecer y la humedad flotante del ambiente ofreció una combinación difícil de ignorar. Imagino que los camiones que avanzaban por la vía antigua debían ir con extrema cautela, envueltos en una neblina que para mí fue un regalo visual.

    Estos momentos nos recuerdan por qué llevamos la cámara a todos lados. Porque a veces, la fotografía no se trata de buscar el lugar perfecto, sino de saber verlo cuando se presenta ante nosotros.


    Reseña Completa de la Nikon D80: Una Cámara DSLR Clásica interesante

    Esta cámara, lanzada en 2006, se convirtió rápidamente en un referente para fotógrafos aficionados avanzados y profesionales que buscaban un equipo accesible, pero con prestaciones impresionantes.